Ternera con pimientos, puerro y salsa de soja

¡Hola a todos!

Lo sé… ¡ya era hora que me dignara a pasarme por aquí! En mi defensa (si es que la tengo) diré que he andado (y ando) más liada que la pata de un romano y… he tenido que dejar a un lado, con todo el dolor de mi corazón, el blog durante una temporada.

Aunque no actualizaré con la frecuencia que me gustaría, tengo el firme propósito de actualizar al menos una vez (ya sea con una entrada dulce, salada, cita, mis escapadas gastronómicas y curiosas).

Hoy os traigo una receta salada que fue un apaño que quedó tan bien que he decidido compartirla con vosotros. Es lo que pasa cuando abres la nevera y descubres en un «tupper» un filete hecho a la plancha que no te comiste porque ya estabas empachá… No me preguntéis pero fue pensar en ternera y venirme los pimientos del tirón (¿será mi subconsciente que me está diciendo que es hora de pedir comida china? Lo dudo porque yo allí suelo pedir el pollo al limón 😛 ).

IMG_0686

La cosa es que ni corta ni perezosa, me fui a comprar pimientos… Sí, la nevera anda algo pelada de tema salado, pero… ¡¡pídeme mantequilla, nata o huevos!! ¡¡TODOS LOS QUE QUIERAS!! 😀 😀 😀 y una vez allí compré cebolla (que pega cantidad) y puerros.

Al final me decanté por el puerro… me gusta mucho más que la cebolla y está lista y en su punto mucho antes.

 

En fin, para elaborar este plato necesitaréis un filete (o dos o tres, dependiendo de la gente que seáis para comer).

1 pimiento pequeño por filete.

1 puerro por filete.

Salsa de soja.

 

Primero hacéis los filetes (vuelta y vuelta) y los reserváis. Cuando se enfríen un poco, los cortáis a tiras finitas.

Hacéis lo mismo con el pimiento y el puerro.

 

En una sartén con un poquito de aceite, se hacen los pimientos (la idea es que no queden demasiado hechos, al estilo wok) y cuando ya se han empezado a suavizar se echa el puerro (que se hace en un pis pas).

Luego se añade la carne, se revuelve todo y finalmente se le echa un chorrito de salsa de soja al gusto.

 

No sazonamos nada, ni la carne ni las verduras porque la salsa de soja ya es bastante potente en sabor.

 

Servimos y comemos inmediatamente.

¡Se hace en dos minutos y está de vicio! ¿Os animáis?

Un abrazo a todos.

 

Salsa de espinacas para pasta

Para celebrar el día de San Patricio y el color verde tan característico de este día, ¡vamos a preparar una salsa de espinacas rica rica!

Esta primera receta salada en realidad es una receta que he descubierto hace relativamente poco. No es mía… es de Javi, pero… ¡¡está tan rica que hay que compartirla!!

Vale para acompañar todo tipo de pastas, aunque mi plato favorito es la de los tortellini de queso y carne con esta salsa.

Es sencillísima, bastante rápida de hacer y necesitamos muy pocos ingredientes… ¿qué más podemos pedir? ¿Verdura?¡¡Pues es su ingrediente principal!!

Mira que no soy  amante de las espinacas (aunque es de las verduras que menos me disgustan) pero así, mezcladas con la pasta, están de vicio.

Pasta con espinacas

Pasta con espinacas

Para hacer salsa para 2/3 personas necesitamos:

  • Una bolsa de espinacas frescas listas para usar.
  • 1 brick pequeño de nata para cocinar.
  • Queso parmesano rallado para pasta.
  • Media cebolla mediana.
  • 1 ó 2 dientes de ajo.
  • Una pizca de sal.
  • Chorreoncito de aceite de oliva.

Picamos el ajo y la cebolla en trocitos pequeñitos y reogamos en una sartén grande (donde echamos el chorreón de aceite).

Cuando esté suave (sin llegar a dorar demasiado), vamos añadiendo poco a poco los puñados de espinacas. A medida que vayan reduciendo el tamaño, vamos añadiendo hasta incluir toda la bolsa. No os preocupéis si al principio parecen un montón, luego reduce y quedan en «ná y menos».  Para ayudar a reducir, echamos un poquitín de sal (poquita, ¿eh?)

Cuando hemos rehogado bien las espinacas, añadimos la nata y cuando reduzca un poco añadimos el queso (al gusto, pero sin pasarnos porque si no, quedaría la salsa apegotonada).

Mientras, hervimos en una olla la pasta que queramos (vale cualquiera) y al final, mezclamos todo.

Es uno de mis platos fijos en el plan semanal (que últimamente me he propuesto cumplir) y la verdad, es un gusto cuando veo que tocan. ¡Por cierto! Podéis cambiar el queso parmesano por cualquier otro que os guste (con roquefort queda también de escándalo).

Prometo hacer más fotos y añadirlas cuando la vuelva a hacer.

Ya me contaréis…

😉